October 21, 2003

El último adiós

- Perdón, a veces asumo demasiado. - Dice deteniéndose bruscamente en la calle; había sugerido que fueran a su casa a tomar un café, y quién sabe a pasar la noche.
- ¿Qué estás asumiendo en este momento? - Qué sentía o pensaba él, lo ignoraba.
- Lo de siempre, hasta que el lobo se mata de risa en la cara de la niña ésta que soy... - Replicó bajando la cabeza, como con verguenza.
- ¿Cómo así? - Parecía no entender, seguramente no entendía.
- El sabe que no hay lugar para mí en el mundo... Sólo puedo ser lobo... A él lo ven, a mí no. A él lo aman o lo odian, yo sólo obtengo indiferencia. - Sabía que él no entendería, sabía que no mucha gente entiende, que el ser humano duerme mil sueños antes de poder abrir los ojos durante el tiempo suficiente como para que una metáfora así fuera comprendida...
- No digas eso porque sí hay gente que te ve y te busca - Su tono era comprensivo y protector, ella sabía que sus intensiones eran las mejores... Sin embargo, fue lo de siempre...
- Demasiado tarde, ya me voy - La persecución.



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