Señoras y señores, debo declarar que he vivido uno de esos fines de semana por los cuales vale la pena estar vivo... Qué satisfacción...

Comenzamos? Viernes: Palacio Bs. As.: Die+Her+Hugo+Yo, cuatrillizos siameses unidos por el culo en el mismo sillón, despatarrados, alegres, bebiendo Chandon, charlando, bailando cada tanto... Y una de las mejores cosas que me pudo pasar en la vida: Una charla profunda, hermosa, una demostración de confianza por parte de uno de los seres más especiales que tengo la bendición de contar como amigo... 6 am, termina la noche y Die se viene a dormir a casa, charlamos, tomamos un cafecito batido con leche (me confiesa que sólamente toma café con leche en casa) y nos entregamos al Morfeo alcohólico que nos habitaba... Nos despertamos a las 17, tomamos mate con faturas y nos quedamos haciendo fiaca en la cama... A las 20, sucumbimos ante la picadura de bagre y nos encaminamos a por una Contipizza y mientras la esperamos, me llama este Corazoncito, esta Lucecita maravillosa que afortunadamente entró a mi vida para encenderme la llamita del piloto... Alguien a quien extraño, alguien a quien me encanta abrazar... Y hacia él fui sin más, previo acompañar a mi angelito al colectivo... Fui a pasar una noche como hacía mucho no pasaba, y una mañana aún mejor...
A las 16 me fui a Munro, voté, volví, Lo llamé... No le dije que Lo extrañaba... Al menos no directamente... Pero bueno... Qué lindo... Qué lindo es tener expectativas, qué lindo es encontrar gente especial, qué productivo que es rodearse de esa gente especial, y sentir que a lo mejor uno también es un poquito especial... O puede llegar a ser muy especial para alguien...