La primavera hace que todo el año valga la pena: El mundo se viste de gala y te saca a bailar un tango enamorado por las calles de Pompeya, por las noches de San Telmo donde se conjugan pena y esperanza para dar a luz sensaciones de todos los tiempos...
Un hechizo de amor loco y pueril nace como pimpollo, el corolario de tantas noches de anhelo
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