Ayudame a quedarme con vos estos días, a caminar a tu lado alentándote en cada tropiezo; ayudame a amarte en estos tiempos turbulentos y nunca voy a fallar o titubear, como ya lo he hecho, como lo haré siempre.
Uno siempre vuelve, me dijeron anoche, a la salida de la misa (estoy haciéndo méritos con Dios al devolverle a sus corderos ;)) Y es verdad, uno siempre vuelve al padre con el rabo entre las patas, habiéndose dado la existencia contra una pared, pidiéndole que nos alce por encima de ese obstáculo y nos deje verlo desde arriba, apreciarlo, conocerlo, para tratar de no tropezarnos más... Y nos vamos y volvemos, y amamos y nos duele este amor imperfecto, y no nos aman, y nos dan muerte, y morimos en la cruz y renacemos...
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